Solomillo de cerdo en hojaldre

No me atrevo a llamarlo Wellington, porque no lo es, por lo menos no es el original y creo que está un poco lejos de serlo. Ésta riquísima forma de cocinar un solomillo, debe su nombre al Duque de Wellington, quien produjo grandes dolores de cabeza a Napoleón Bonaparte en Waterloo, donde le dio "palpelo", al francés claro. Los ingleses quedaron tan satisfechos de su hazaña, que celebraron con su General un fiestón, y pusieron esta rica carne como plato principal, a la que dieron su nombre: "Solomillo Wellington". A partir de ese momento el General decidió, no,  ordenó, que en adelante siempre que él fuera anfitrión, se agasajaría a sus invitados de esa manera. Para que luego digan que en el ejército se come mal. ¡Que nos quejamos de vicio! 

Para la guarnición:

  • 2 manzanas reinetas
  • 1 cucharada de azúcar moreno
  • 8 castañas, cocidas o asadas, ya las venden así
  • 8 orejones de albaricoque

Ingredientes para 4 personas:

  • 1 solomillo de cerdo ibérico (si es cerdo blanco, no pasa nada el bolsillo lo agradecerá)
  • 200 gramos de champiñones
  • 6 chalotas (1 cebolla dulce, también, nos puede valer)
  • Mostaza de Dijón, suficiente para untar la carne
  • 50 grs. de paté a la pimienta, cuanto mejor, mejor
  • 1 plancha de masa de hojaldre
  • Para la Salsa:
  • 25 gramos de mantequilla y una cucharadita de aceite de oliva suave
  • 1 cucharada de harina
  • 1 copa de vino blanco con cuerpo (Yo uso Al Gusto)
  • Caldo de carne o de pollo, según como os guste la salda de espesa.

Elaboración:

Precalentamos el horno a 230º.

Para trabajar con la masa de hojaldre ya hecha, tanto congelada, como fresca, seguid al pie de la letra las instrucciones del fabricante, a no ser que vuestra experiencia os aconseje otra cosa.

Ponemos una sartén al fuego, donde quepa el solomillo con amplitud, la pincelamos con un poco de aceite y calentamos a tope.

Preparamos el solomillo, limpiándolo bien de nervios y grasa que pueda tener, lo salpimentamos y lo pasamos por la sartén para que se dore en toda su redondez. Lo sacamos de la sartén y dejamos que se enfríe, cuanto más mejor. (Cuidado con la sal que a mayores llevará mostaza).

Cortamos los champiñones y las chalotas lo más finos que podamos y los sofreímos con un poco de aceite, muy poco y muy poco tiempo, cuando hayan bajado un poco, añadimos el paté y lo mezclamos todo muy bien, dejamos que se siga cocinando (Yo le pongo un chorrito de brandy, pero esto, no sé porque,  dicen los entendidos que es un pecado, a mi me da buen resultado, seguiré así).

Escurrimos esta mezcla y la dejamos que se enfríe.

Embadurnamos el solomillo, que ya estará frío, con la mostaza a nuestro gusto.

Ponemos la masa de hojaldre, sobre un papel de hornear, y cubrimos la mitad de la misma con los champis (dejando espacio a los lados para poder cerrarla), ponemos encima el solomillo, lo apretamos contra el relleno, para que se pegue bien, y envolvemos con la parte de la masa que nos ha quedado limpia, hacemos un paquete y lo cerramos lo mejor que sepamos.

Ponemos la parte del cierre para abajo, es decir, en contacto con el papel de hornear.

Adornamos a nuestro gusto, con una tiras de masa, como si fuera una empanada, o dejando volar nuestra imaginación. Yo soy de pocos adornos, con que el hojaldre se cueza bien me conformo.

Batimos un huevo y con ayuda de un pincel, pintamos la superficie de nuestro paquete y al horno con él, en la parte media/baja. Lo dejamos un mínimo de 40 minutos a 200º, eso dependerá del horno. (En contra de mi costumbre, os doy un consejo: al primcipio de la cocción y durante 5/7 minutos, meted la bandeja en el suelo del horno, para que la base quede perfecta).

Si vemos que se dora en exceso, sobreponemos un pliego de papel de aluminio.

Pasado el tiempo dejadlo enfriar fuera del horno, para poderlo partir bien.

Salsa:

Derretimos la mantequilla, añadimos una cucharada de harina y dejamos que se dore, añadimos el vino, dejamos que evapore el alcohol y a continuación el caldo, la cantidad a nuestro gusto, yo recomiendo una salsa clarita.

La servimos aparte y muy caliente

Guarnición:

Ponemos en un cazo la mantequilla, las manzanas partidas en cubos, las dejamos caramelizar, cuando el azúcar se haya fundido, añadimos las castañas partidas en 2 y los orejones en 4 trozos, si está excesivamente seco, podemos poner un poco de agua. Pero tened en cuenta que es una guarnición.

Podemos adornar la fuente con la guarnición, pero yo prefiero servirla bien calentita en un recipiente aparte. Y adornar la fuente, con orejones enteros, o cualquier otro fruto seco.

Parece muy difícil, pero comprando el hojaldre ya hecho, os aseguro que está " chupao".

Suerte al cortarlo. Haced porciones de 3 cms. con cuchillo muy afilado y, cuando la pieza esté fría.

Sugerencias útiles:

El Wellington original, se hace con solomillo de vacuno, y tiene otras variantes en cuanto a salsas y guarniciones, pero en mi casa esta es la que gusta y esto lo ha comido hoy mi familia.

En el mercado podéis encontrar salsas hechas para este preparado, y me consta que están buenísimas, pero la familia es la familia, y sus gustos hay que respetarlos.

Empecé a hacerlo con solomillo de cerdo, para si se me estropeaba la preparación, perder menos que con uno de ternera, y ha sido tal la afición que le hemos cogido que ya no cambio.