Bocaditos de café soluble

Es lo que tiene el aburrimiento producido por la pandemia, que te metes en la cocina, para ver si lo matamos al mismo tiempo que el bicho, pero nada, el bicho es muy resistente. La ventaja con la cocina es que a veces te salen cosas ricas, tan ricas como estos bocaditos de café y para el café. Pero la pandemia ahí sigue, sin inmutarse.

Para que tengáis un idea de lo que vais a hacer, son una especie de leche frita, pero con café, se me ocurre que también pueden hacerse con chocolate. A ver otro día qué me sale.

Ingredientes:

  • ½ litro de leche entera
  • 2 y1/2 cucharadas soperas de maicena
  • 3 cucharadas de café soluble
  • 3 cucharadas soperas de azúcar
  • 1 cucharada sopera de anisete
  • Harina para rebozar
  • Pan rallado para rebozar
  • 1 huevo para rebozar
  • Azúcar moreno para rebozar
  • Aceite de girasol para freír los bocaditos. 

Elaboración:

Ponemos al fuego la leche, pero antes separamos de la misma media taza. Añadimos el azúcar y la llevamos a ebullición sin dejar de mover para que el azúcar se disuelva.

Retiramos el cazo del fuego y añadimos las tres cucharadas de café, removemos bien, si el café es de calidad se disolverá perfectamente sin grumos. Añadimos la cucharada de anisete y lo dejamos reposar.

En la leche fría que hemos apartado diluimos la maicena, si nos queda algún grumo lo colamos.

Ponemos de nuevo el cazo con la leche, el café y el anisete al fuego, antes de que empiece a hervir añadimos la maicena disuelta y removemos bien con un cuchara de palo, dejamos que cueza unos momentos.

En un molde de cristal, previamente embadurnado con mantequilla vertemos el contenido del cazo repartido por igual, dejamos que se enfríe por completo.

Batimos el huevo y preparamos la harina, el pan rallado y una sartén con abundante aceite de girasol.

Una vez fría la mezcla, hacemos los trozos del tamaño que más nos gusten, yo los hago en bocados pequeños para tomarlos de una vez. Los rebozamos en harina, huevo y pan rallado, los vamos friendo, con el aceite a temperatura media y los vamos dejando sobre un papel absorbente.

A continuación, si nos gusta, los rebozamos en azúcar moreno y a la mesa con ellos, aunque es mejor dejarlos reposar y tomarlos a temperatura ambiente.

Sugerencias útiles:

Podéis, como siempre quitar y poner a nuestro gusto, sobre todo en las cuestiones del azúcar.

Podéis prescindir del anisete, y aromatizarlo con vainilla, azahar o canela, y para los más atrevidos un poco de coñac, eso es al gusto de cada uno, pero no os paséis.

Para esto utilizo aceite de girasol, porque tiene un sabor más neutro que el de oliva, pero un aceite de oliva de 0,4º no va nada mal.

Podéis utilizar harina para los dos rebozados, pero el crujiente del pan rallado es muy agradable en la boca.

Tened en cuenta que no van a quedar tan bonitos como los de leche frita, porque el café lo oscurece, no quiero que pase como con las torrijas de café, que todo el mundo (bueno una parte del mundo), creía que se habían quemado y no sé cuantas preguntas recibí sobre esto.